Amadú Bamba (como autoridad religiosa es denominado jeque –Sheikh– en árabe y Serigne en wólof) predica la doctrina de la santificación por el trabajo. En 1912, organiza la colonización de las tierras de pastoreo del pueblo fulani, más allá del país wólof, en zonas poco controladas por los colonizadores franceses. Los agricultores sin recursos entregan a sus hijos de entre 4 y 14 años, que pasan a llamarse talibés, a las escuelas coránicas, dirigidas por un maestro conocido como marabú o morabito. Estas escuelas, llamadas daaras o dairas, estaban situadas en el campo y combinaban la enseñanza con los cultivos estacionales. Los talibés recibían comida y alojamiento durante los meses de lluvia. En aquellos tiempos, los niños eran educados y las escuelas, a modo de granjas, eran autosuficientes.
En las comunidades desarrolladas se cultivaban cacahuetes y los muridíes tenían que trabajar en la recogida de los mismos, de ahí que se les llame moodú-moodú, que suena igual que maní-maní.
En la actualidad, las dairas se han trasladado a las ciudades. Los niños son educados en el Corán, pero en lugar de cultivar las tierras, ejercen la mendicidad por las calles y entregan el dinero a los morabitos.
Con la emigración, las dahiras se convierten en comunidades que comparten casa, trabajo, ahorros y recursos. Los inmigrantes recién llegados reciben ayuda en forma de créditos sin intereses de los que ya se han establecido. Es deber de cada muridí recoger y dar trabajo y herramientas a cualquier hermano. No es raro verlos en las grandes ciudades europeas formando parte de las redes de top manta. El maní-maní recién llegado es un daxar (tamarindo en wólof) que debe superar una serie de etapas que forman parte de su desarrollo espiritual hasta adquirir el estatus de goulou (gulú) una vez que se ha asentado y es una referencia para los demás.
Los muridíes asentados se dedican al comercio internacional de importación-exportación, con empresas que dirigen y cuidan redes de muridíes unidas mediante nodos en las distintas ciudades. Hay mucha diferencia del muridismo practicado en Senegal, donde es fácil ver niños mendigando, al practicado en Europa y América, menos ortodoxo, pero de donde procede el dinero que mantiene las comunidades africanas.