El muridismo fue fundado por el místico Amadú Bamba en un contexto en que la colonización había perturbado en gran medida el equilibrio social. Para reformar la sociedad senegalesa, Amadú Bamba preconiza la ortodoxia frente a las enseñanzas del Corán y la tradición del profeta Mahoma, la adhesión a los preceptos del sufismo y la valoración de la ciencia y del trabajo.
Esta afirmación reposa sobre un hadiz que implicará que Dios envíe un revivificador de la ortodoxia musulmana considerado el heredero espiritual del profeta (qotb o “polo de santidad”) cada cuatrocientos años. Amadú Bamba sería uno de los elegidos.
La teología de los muridíes se inspira en Dios, en la Sunna del Profeta y en el islam auténtico. Algunos musulmanes “ortodoxos” consideran la devoción extrema a Amadú Bamba y a su línea de sucesores como una forma de idolatría.
Los muridíes, discípulos del marabú Amadú Bamba, asimilan al islam las tradiciones del pueblo wólof. De este modo, santifican el trabajo y le dan suma importancia a las nociones de ayuda mutua y solidaridad. Cada año, numerosos muridíes se entregan a una visita piadosa a la ciudad santa de Touba, en el centro de Senegal. En 2008, realizaron esta visita casi un millón de muridíes.